
Cuando una empresa necesita tomar decisiones informadas sobre sus productos, servicios o su imagen, recurrir a la investigación de mercados es fundamental. Pero no todos los estudios son iguales ni responden a las mismas necesidades. En este artículo vamos a explicar tres tipos de estudios muy comunes en cuanto a la duración y repetición de sus mediciones: los estudios Ad-hoc, los trackings de notoriedad e imagen de marca y los estudios longitudinales.
1. Estudios de mercado Ad-hoc: investigaciones a medida
Los estudios Ad-hoc son investigaciones diseñadas específicamente para resolver una necesidad concreta de información en un momento determinado. Se trata de estudios únicos, personalizados y no repetitivos. Por ejemplo, si una empresa quiere conocer la opinión de los consumidores sobre un nuevo envase, puede encargar un estudio Ad-hoc para evaluar esa percepción de forma puntual.
Este tipo de estudio es ideal cuando se quiere obtener un diagnóstico detallado sobre una situación específica, como un test de concepto, un estudio de satisfacción o una evaluación de campaña. Son flexibles, pero no permiten hacer seguimientos en el tiempo.
2. Trackings de notoriedad e imagen o marca: la evolución en el tiempo
Los estudios de tracking o seguimiento de marca son investigaciones periódicas que permiten analizar la evolución de variables como la notoriedad y el conocimiento de marca, la imagen, la consideración o la intención de compra. Se suelen realizar con la misma metodología y cuestionario en intervalos regulares (mensuales, trimestrales, anuales).
Este tipo de estudio es clave para las marcas que quieren entender cómo impactan sus acciones de comunicación, cambios de estrategia o competidores en la percepción del consumidor. Un buen tracking puede revelar tendencias positivas o alertar sobre caídas en indicadores clave como el top of mind o la consideración de marca.
3. Estudios longitudinales: siguiendo a los mismos individuos
Los estudios longitudinales también analizan la evolución en el tiempo, pero a diferencia del tracking, lo hacen con los mismos participantes a lo largo de las distintas mediciones. Esto permite observar cómo cambian sus comportamientos, opiniones o actitudes personales.
Son especialmente útiles en investigaciones sociales o de consumo de largo plazo. Por ejemplo, un panel de consumidores que responde periódicamente sobre hábitos de compra permite identificar patrones y cambios en función de eventos como la inflación, crisis económicas o cambios tecnológicos.
Conclusión: elegir el estudio adecuado es fundamental según la necesidad
La elección entre un estudio Ad-hoc, un tracking de marca o un estudio longitudinal depende de los objetivos de investigación. Si se necesita una fotografía puntual y precisa, el Ad-hoc es la mejor opción. Si se quiere controlar la evolución de la marca en el tiempo, el tracking es el camino. Y si lo que se busca es entender la transformación de los individuos a lo largo del tiempo, un estudio longitudinal será la herramienta más adecuada.
En investigación de mercados, conocer las metodologías disponibles y cómo aplicarlas es clave para obtener resultados útiles y accionables. Por eso, en MásMétrica te ayudamos a contar con un buen diseño de estudio desde el principio, marcando la diferencia entre una buena decisión y una apuesta a ciegas.